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¿Tecnología o creatividad?

Cuando nació mi hija mayor hace catorce años a un niño le acompañaban ineludiblemente una cantidad enorme de objetos muchos de ellos de un tamaño considerable (gimnasios, mesas de actividades, cunas, parques, bloques….). Todo ello con el objetivo de estimular al niño de todas las formas posibles, tanto visual como auditiva, táctil, motriz…. Hoy día nos advierten de los riesgos de la sobreestimulación en forma de poca tolerancia al aburrimiento y a la frustración, ansiedad, estrés, escasa paciencia…..

No obstante, mi hija debido a mi pronta incorporación al trabajo debió pasar mucho tiempo en casa de mis padres. Allí afortunadamente no había gimnasios, cubos de actividades… pero había dos abuelos cariñosos que le daban tapas de botes, unos cubrevasos de tamaños llamativos… La niña con eso disfrutaba tanto o más que con los juguetes convencionales. Además, como la hora de la comida era un momento complicado nos ayudabamos de libros de cartón gordo que acababan cubiertos de papilla, cucharillas de colores, es decir, cualquier objeto con el que lograramos abriendo la boca. Y es que hace catorce años no había smartphones.

Hoy día podemos encontrar a padres que usan el teléfono para lograr ese mismo efecto de distracción a la hora de la comida. Esto evita los grandes ejercicios de creatividad tanto para el adulto, buscando maneras alternativas de hacer más sencillo el momento de la comida como del niño que descubre multitud de objetos cotidianos e interacciona con el adulto que tiene delante.  La tecnología en este caso ha servido para limitar la creatividad humana.

Otros ejemplos los podemos encontrar alrededor nuestro donde vamos mirando al móvil sin disfrutar de nuestros sentidos (la luz del sol, el aire, el sonido del viento, pájaros, otras personas) y lo que es peor, sin disfrutar de la compañía de los otros.

No obstante, la tecnología también puede potenciar nuestra creatividad como lo demuestran nuestros hijos cuando con ella realizan fotografías, vídeos, montajes, e incluso aplicaciones.

Nuestra sociedad se mueve en la dicotomía de usar la tecnología de una forma embrutecedora y limitadora o de forma útil, solucionando problemas cotidianos y, por tanto, de manera creativa.

Por tanto, no es la tecnología sino su uso lo que limita la creatividad. Un consejo: dejemos de vez en cuando de lado el móvil distractor y sobreestimulador, sobre todo con los niños y en especial con los más pequeños y disfrutemos de nuestros sentidos y nuestra creatividad.

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